El actual edificio de la Cámara de Comercio lo diseñó Antoni Pujol Sevil en 1929 en calidad de edificio privado, encargado por las señoras Puig Àvila. En aquella época en la que todo el mundo dejaba ya atrás los postulados modernistas, el edificio todavía presenta algunos elementos que recuperan algunos de los referentes del movimiento; por ello, a pesar de sus líneas muy clasicistas, se incluye en esta guía. Son el trabajo de la parte superior de la cúpula, de regusto medieval, del ángulo que separa las dos fachadas del edificio, cerrada por una veleta de hierro forjado; la barandilla que cierra el conjunto (formado por planta baja y tres pisos superiores) se elaboró con piedra artificial con la inclusión de animales fantásticos afrontados. Ambos detalles cierran definitivamente un movimiento artístico que en la ciudad todavía coleaba cuando hacía tiempo que el novecentismo explicaba por toda Cataluña el arte vigente con otros criterios estéticos.
(vista exterior)