© Rafael López-Monné
Desde sus orígenes, Tarragona ha estado conectada con los campos y los pueblos cercanos por caminos, algunos de los cuales son tan viejos como la misma ciudad. La red de caminos públicos de Tarragona está formada por antiguos caminos de carro, de herradura, senderos y también otros caminos más actuales.
Los caminos antiguos son los hilos de la memoria. Los viejos caminos guardan los secretos de la historia, los de la gente humilde, los de los campesinos que bajaban al mercado, los de las muchachas que servían en las grandes masías o los chiquillos que iban a vender el pescado. Caminos por donde llegaba, de madrugada, el hielo de las montañas de Prades que se utilizaba para bajar las fiebres o para preparar granizados mezclados con aguardiente. Caminos por donde también llegaron los soldados franceses, por ejemplo.
Muchos son caminos humildes, sin pavimentar, pero que cuando llueve, huelen a tierra. Caminos que guardan una parte importante de la memoria de la ciudad. Un verdadero y extraordinario patrimonio.
Son caminos adecuados para pasear, caminar, montar en bicicleta, a caballo y relacionarse con los paisajes, los horizontes y el patrimonio de los alrededores de esta ciudad.
Se han señalizado 75 km de estos caminos y se han recuperado sus nombres tradicionales. Algunos son viejos caminos reales que conectaban pueblos, otros llevaban a masías y partidas y otros -como el camino de la costa o camino de ronda- servían para vigilar los peligros que llegaban del mar y el contrabando.
© Rafael López-Monné
La red señalizada de Caminos de Tarragona quiere convertirse en una verdadera red viaria dulce, una red para movilidades alternativas que tiene que crecer y consolidarse.
Se trata de los caminos que deben facilitar a los ciudadanos y a los visitantes de Tarragona poder pasear, disfrutar y distraerse, por ejemplo, con canteras romanas, torres medievales o acantilados de color miel.
La red balizada de Caminos de Tarragona está señalizada con marcas amarillas de continuidad, salvo que coincidan con tramos de GR-65.5, GR-92 y GR-172 o de PR donde se mantienen las marcas de los itinerarios de la FEEC, blanca y roja por los GR y blanca y amarilla en el caso de los PR.
© Rafael López-Monné
La idea de unir a pie los dos ríos que desembocan en Tarragona ha dado como resultado una gran excursión que muestra muy bien el gran patrimonio que atesora el municipio: acueductos romanos, masías medievales, cúpulas modernistas, torres de defensa contra los temidos piratas berberiscos, canteras con agujas, huertas generosas, desembocaduras llenas de vida, pueblos que parecen castillos, calas donde los pinos todavía bajan a bañarse y restos de barracas de carabineros donde se sentaban parejas que miraban juntos al horizonte, sin estar enamorados.
El recorrido completo son 34 km. La ida hasta el Gaià se puede hacer tanto a pie como en bicicleta. La vuelta por la costa, sin embargo, está reservada a los andadores. Una buena idea es hacer el recorrido por tramos y utilizar el transporte público (autobús urbano o tren) para volver.
Descargar una síntesis del itinerario
Descargar el track (el recorrido georeferenciado para GPS)