El anfiteatro era un edificio de espectáculos donde tenían lugar luchas de fieras, cacerías, ejecuciones públicas y combates de gladiadores. El de Tarraco fue construido a principios del siglo II d. C. y fue objeto de reformas en el año 221, como indica la inscripción de 140 m, la más larga de todo el Imperio, que coronaba el podio. Actualmente se conserva parte del graderío septentrional tallado en la roca, muy erosionado, y una parte del graderío meridional, sustentado sobre bóvedas de hormigón. Aquí sufrieron martirio en el año 259 san Fructuoso y sus diáconos. Para conmemorarlo se edificó, a finales del siglo VI, una basílica visigoda, sobre la cual se estableció la iglesia medieval de Santa María del Milagro, en el siglo XII.