Tras la Guerra Civil, la iglesia gótica perdió muchas de sus imágenes religiosas. El cuñado de Josep Maria Jujol, Ramon Gibert Mosella, que era miembro del Gremio de Payeses de Sant Isidre, vincularía al artista con el templo. Las diversas obras jujolianas que conserva el edificio son bastante tardías dentro de la producción del artista. Por ejemplo, el paso del Santo Sepulcro es de 1942, de madera, y aparece ataviado con una capa de oro fino. Como carpintero participó Lluís Àvila, y el dorador fue Enric Roca; la firma del maestro se encuentra a los pies del Santo Cristo. Un año después ideaba el paso de la Piedad, de 1943, con los mismos colaboradores anteriores; Josep Maria Martisella, el escultor, convirtió el rostro de la Virgen en una reproducción del de la esposa de Jujol, Teresa Gibert. Jujol se implicó en la ejecución de otras obras muy significativas para el templo: la bandera del gremio de 1942, la medalla del gremio de 1940 de bronce o los pendones de la Piedad y el Santo Sepulcro o la bandera del Santo Sepulcro de 1944. En algunos bordados también participaron las cuñadas del artista tarraconense.
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