La Part Alta o barrio histórico, el paseo de las Palmeras, la Rambla, en definitiva, la ciudad que mira al mar. Quien no se haya acercado al Balcón, no ha estado en Tarragona. Todo aquello que no os podéis perder de Tarragona se encuentra a pocos pasos y os invita a dar un paseo con más o menos paradas, con mayor o menor profundidad, al ritmo e interés de cada uno.

A partir del marzo, las colles castelleres Xiquets de Tarragona y Jove Xiquets de Tarragona inician sus ensayos y permiten la asistencia de público (los martes y los viernes ensayan los más pequeños y los adultos). 

Si deseáis cenar con calma, en la Part Alta encontraréis una concentración poco común de establecimientos donde poder hacerlo. Pasead y mirad bien. Si hace buen tiempo, las terrazas interiores de establecimientos están muy solicitados por los grupos de amigos. 

Y si después de cenar todavía os quedan ganas de alargar la charla y tomar una copa, la zona de la Part Alta también es un buen lugar donde hacerlo. Aquí encontraréis terrazas en espacios monumentales o el buen ambiente de Mvseum. Además podréis disfrutar de bares de copas como el Pachito o el Tòtem Cafè. 

Tarragona es una ciudad voluptuosamente mediterránea, que cultiva los placeres de la vida, y para muchas personas, el desayuno de cuchara y tenedor del sábado es como ir a misa mayor. En la ciudad hay verdaderos santuarios del rancho y la conversación, como por ejemplo El Cortijo, Petit Tarraco, Racó de’n Mario o la Cuineta que ofrecen una potente inmersión en la Tarragona más hedonista. 

Si no estáis para alegrías estomacales, también podéis pasar revista a la Tarragona más espontánea paseando hasta el Mercado Central. Aquí encontraréis un ambiente colorista y atareado, donde el pescado descargado el día antes en el Serrallo, el barrio marinero de la ciudad, es el protagonista. Otro mercado que merece la pena visitar para ver el ambiente de vermú que en él se genera, es el de fruta y verdura, que se celebra las mañanas de sábado en la plaza del Fòrum.

Desde las entrañas a la azotea de la ciudad, en la Tarragona monumental encontraréis espacios espectaculares. A parte del Anfiteatro y el Circo romano, que permite recorrer parte de la ciudad por debajo de la grada, hoy sepultada por edificios, otra visita muy recomendable es el campanario de la Catedral, que regala espléndidas vistas de 360 grados sobre la ciudad (visita guiada).

Inevitablemente, en verano escucharéis la llamada del mar y la playa. Tarragona dispone de una decena de playas de gran belleza que son, además, de las menos masificadas en un entorno donde a menudo es complicado encontrar un lugar donde tender la toalla. La mayoría de las playas son accesibles en coche y autobús (consultad los horarios y las líneas de la Empresa Municipal de Transportes) y disponen de ducha, chiringuitos y socorristas. Otras, como la Roca Plana y Cala Fonda, también conocida como Waikiki, forman parte del ámbito protegido del Bosque de la Marquesa y han preservado sus características naturales. Solo es posible acceder a ellas a pie, preferiblemente desde la urbanización de la Móra. 

Hay otras y muy diversas maneras de disfrutar de un litoral espectacular. El TGNautica Kayak ofrece salidas en grupo desde la playa de la Móra. El Club de Vela de la Platja Llarga organiza excursiones pedagógicas en embarcaciones de vela ligera. La Sirenas Mediterranean Academy plantea una experiencia única: aprender a nadar y respirar como las sirenas y los tritones. Y si aún tenéis ganas de emular al profesor Jacques Costeu, en Tarragona encontraréis grandes profesionales para practicar el submarinismo: SES.

Si habéis sido precavidos con el desayuno y tenéis hambre, una buena opción para comer en grupo es el Barquet, un espacio amplio y luminoso, tan luminoso como los arroces tradicionales y creativos que salen de su cocina. 

Las tardes de verano son largas, soleadas... y muy productivas para ir de tiendas. Los amantes del shopping encontrarán en Tarragona un escaparate de productos exclusivos, artesanía y alimentación local, así como la moda de temporada de franquicias de ámbito internacional. Más allá del Corte Inglés, situado cerca del Francolí, la mayoría de tiendas de ropa, complementos y de artículos para el hogar se encuentran entre la Part Alta y la Rambla Nova. 

Tarragona es la capital de un territorio donde conviven hasta ocho denominaciones de origen vinícolas, todas ellas con una gran personalidad y proyección internacional. Algunos establecimientos del centro de la ciudad (Devins, Negresco, Cap & Cua, Viníssim, Denominació d’Origen, Espai Vi, Pa i Oli...) se han especializado y permiten degustar de forma relajada una gran variedad de productos locales, desde garnachas potentes del Priorat y la Terra Alta, a cabernets y moscateles de la zona de Tarragona, pasando por los mejores cavas del territorio y otras especialidades de todo el mundo. 

Muchas bodegas de las cercanías ofrecen actividades enoturísticas. Es el caso de la Vinícola de Nulles, a tan solo 20 Km, que elabora cavas de altísima calidad y organiza experiencias de este tipo en el mejor escenario posible: una bodega modernista espectacular, o como se conoce en Cataluña a estas construcciones de época, una Catedral del Vino. También podéis visitar Mas Vicenç, en Cabra del Camp, donde además de visitas guiadas también podréis concertar un curso de iniciación a la cata. 

A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que Tarragona, además del vino, es la tierra del vermú, un aperitivo alcohólico que era la bebida favorita de nuestros abuelos a mitad del siglo pasado y que ha recuperado terreno a la cerveza en la mayoría de terrazas de la ciudad. Vermouth Yzaguirre, marca nacida en Tarragona, guarda la receta del éxito en su bodega, que también se puede visitar. Es posible adquirir este y otros vinos y licores de la zona en la mayoría de vinaterías locales.

Para cenar os planteamos una experiencia diferente, entre la reconstrucción histórica y el taller de cocina. Domus Apicius ha recuperado y adaptado varias recetas de cocina romana y os ofrece la posibilidad de participar de forma divertida en la preparación de los platos que posteriormente os comeréis. Auténtica cocina romana que os permitirá viajar en el tiempo. 

Si no os habéis movido del centro, la terraza al aire libre del Terrat es una buena opción para afrontar la noche. Cerca encontraréis los locales más emblemáticos de Tarragona: el Groove, la Sala Zero, El Cau, Les Golfes, y para los que todavía quieran marcha, la Sala Golfus en el puerto deportivo. Todo sin mover el coche.

Domingo es el día oficial del perezoso en Tarragona. Hacia el mediodía, las terrazas de la plaza de la Font, la plaza del Rei y la plaza del Fòrum se llenan de gente que hace el vermú o gana tiempo para ir a comer a casa, con la familia, o bien en alguno de los locales de la Part Alta. Sentaros, tomaros algo y disfrutad del ambiente. También es muy recomendable visitar el animado mercadillo de antigüedades y coleccionismo de la calle Merceria. En él descubriréis gente y objetos muy curiosos.

A partir del mediodía encontraréis también un ambiente similar en el Serrallo, cerca del mar, el barrio marinero de la ciudad. Vale la pena pasear un rato por el Muelle de Costa y los Tinglados, antiguos almacenes portuarios. El Serrallo es uno de esos barrios que atrapa, como sus redes, y si os quedáis a comer en esta zona tendréis la ocasión de despediros de Tarragona con un rancho de pescadores. En el Serrallo encontraréis muchas opciones, y muy buenas, donde comer, como por ejemplo el Restaurante Balandra, donde cocinan unos arroces para quitarse el sombrero.