© Tarragona Turisme
El Chartreuse, fabricado actualmente por los monjes cartujanos en Voiron, Francia, se elaboró hasta el año 1989 en su factoría de Tarragona.
El licor había nacido en 1605, cuando los monjes recibieron un manuscrito con la fórmula de un «elixir de la larga vida». Lo hay de dos colores: amarillo, de 40°, y verde, de 55°.
Año 1903. Por primera vez se relaciona Tarragona con los cartujanos de la Chartreuse. Aquí empezó una historia que no cesaría de evolucionar y entrelazarse hasta el año 1989, cuando cierra sus puertas definitivamente la cuarta destilería de la historia de Chartreuse Diffusion.
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Estos años han servido para mantener, todavía más, el vínculo que nos une, puesto que podemos encontrar Chartreuse en muchísimas casas de personas de Tarragona, pero también en numerosos locales, bares y restaurantes, en formato de cóctel o también como digestivo.
Además, observamos perfectamente que el Chartreuse ha traspasado la frontera de la gastronomía y se ha convertido en un recurso utilizado en platos dulces y salados.
Pero esta historia de amor entre los tarraconenses y la marca pasa indiscutiblemente por la bebida de las fiestas de Santa Tecla, o como la gente de Tarragona la llama: la mamadeta: granizado de limón, Chartreuse amarillo y Chartreuse verde.