© Rafael López-Monné
Pesca abundante y fresca, obtenida en el mayor puerto pesquero tradicional de Cataluña, se conjuga con la rica agricultura, lo cual permite concebir una cocina autóctona con un sabor especial y un toque de personalidad genuina.
Los pescadores traen el marisco y el Pescado Azul de Tarragona reconocido con la marca Q de calidad alimentaria. El barrio de pescadores, “el Serrallo”, es uno de los más típicos de la ciudad, donde podéis encontrar restaurantes que ofrecen una cocina basada en los productos frescos del mar
El plato más típico de Tarragona es la cazuela de romesco. También podéis degustar la famosa paella marinera, el arroz negro, el pescado a la plancha o frito, el arrossejat, los fideus rossejats (arroz y fideos dorados, respectivamente) y otras muchas recetas creativas y de vanguardia. Muchos de estos restaurantes se encuentran cerca del mar, lo que permite ver el puerto y sumergirse en el ambiente típico de pescadores.
Nuestros restaurantes también se proveen con los frutos cultivados en el Camp de Tarragona: avellanas, almendras, aceite y hortalizas, así como carnes y huevos. En las montañas cercanas se recogen setas, patatas y castañas. De la zona un poco más lejana del Ebro, se recibe el arroz y los cítricos.
Uno de los platos más típicos que se sirve desde enero hasta abril es la calçotada, cuyo origen proviene de la ciudad vecina de Valls. El calçot es una cebolleta alargada que se prepara asada sobre una base de sarmientos y se come untándola en una salsa romesco.
Los vinos de la Denominación de Origen Tarragona merecen una atención especial, sobre todo las mistelas y rancios, muy apropiados para acompañar los postres. In vino veritas, el vino te hará decir la verdad. Lo cierto es que, en honor a este dicho, Tarragona se siente afortunada con sus caldos. Unos vinos que, sin tener pretensiones de nobleza, pueden estar en las mejores mesas y hacer un buen papel. Los romanos ya sabían que las comarcas de Tarragona eran una zona vinícola muy importante, con unos vinos que son la máxima expresión de una tierra bañada por el mar y acariciada por el sol durante casi todo el año.
© Joan Capdevila Vallve
En el casco antiguo (Part Alta), muchos restaurantes están situados en edificios históricos, que conservan partes romanas o medievales y que transportan al gourmet a la época de esplendor imperial o a los años de la difícil reconquista. Para completar esta ambientación histórica, en mayo se celebran las jornadas gastronómicas “Tàrraco a Taula”, que dan la oportunidad de saborear algunos platos elaborados a partir de recetas romanas.
En Tarragona hay un gran número de bares de tapas y llesqueries. Con la llegada del buen tiempo es tradición que las terrazas situadas en plazas y calles se llenen para tomar un aperitivo.